Traducción de libros

Los libros como el de Harry Potter o los clásicos largos como el Mago de Oz han hecho mella en la infancia de nuestros peques y no tan peques. La traducción de libros de este tipo, atemporales en algunos casos, han logrado cruzar a las Américas. De hecho, la primera edición del Mago de Oz data de 1900. ¿Habría pensado su autor Lyman Frank Baum cuando lo editó a través del mecenas George M. Hill que iba a ser traducido al español más de 40 veces? ¿Por qué tantas traducciones? Porque los idiomas evolucionan y cambian con el paso del tiempo. Y cuánto más nueva es su traducción más alta es su adaptación y comprensión de nuevas generaciones. Es así como se convierten en atemporales de verdad y cuantos más años cumplan, más indispensables se vuelven para los jóvenes lectores.

¿A quién no nos ha leído nuestra madre el libro de Caperucita o el de Blancanieves? Aunque todos estos cuentos e historias inicialmente están destinados a los más peques, no significa que su traducción sea sencilla. Los libros que hemos traducido desde nuestros inicios como editorial infantil y juvenil han sido realizados por escritores nativos al idioma al que se destinan. No basta con que sea una persona originaria del país al que nos queremos dirigir, ha de estar profundamente familiarizado con la cultura del idioma al que traducimos y su idiosincrasia.

Traducir cuentos para un público infantil genera restricciones lingüísticas que hay que entender y respetar.

Adaptación de las ilustraciones

Nuestros cuentos suelen ser cortos y dejan escaso margen para hacer una traducción profunda, pero no por ello menos elaborada y trabajada. Es asombrosa la riqueza que inunda el vocabulario de nuestros autores y cómo van variando conforme vamos traduciéndolos a uno u otro idioma. Por ejemplo, el inglés es un idioma que nos da muchos más términos para describir distintas situaciones, posibles olores, los sentimientos o las sensaciones que el idioma francés. A veces, dependiendo del idioma al que vamos a traducir puede causarnos gran frustración. Pero es ahí donde nos crecemos como editorial: lo convertimos en un reto y lo hacemos mejor si cabe que a un idioma inicialmente más sencillo. Es nuestra misión: llevar a nuestros lectores italianos e ingleses una adaptación perfecta de nuestros cuentos.

Las ilustraciones son fundamentales como parte de la historia. Hemos de respetar su significado. La clave de una perfecta adaptación para nuestro público más joven es conseguir que no parezca una traducción. Así es como conseguimos transmitir el alma de nuestros libros, de sus textos, rimas, musicalidad Y en definitiva su originalidad y autenticidad.

Musicalidad y creatividad

Los cuentos, en ocasiones, han de ser narrados como si fueran cantados, aunque no lo parezcan. Es muy importante, sobre todo cuando hay rimas, el hecho de conservarlas. Si hablamos de personas, hablamos de niños. Y si hablamos de niños también hemos de hablar de lectores con poca experiencia en el caso de los más peques. Ahí es cuando nos crecemos ante la dificultad que es la de respetar el texto original para asegurarnos de que el niño entiende el sentido de lo que lee, como su escritor original desearía que lo hiciera.

Nuestras traducciones abren los corazones a los peques de otros países.